Como nacida en 1986 formo parte, al menos cronológicamente, de la denominada “Look at me generation.” Quizá no sea una de las representantes prototípicas de esta generación, no tengo myspace ni cuelgo mis vídeos en Youtube para hacerme famosa, pero sí que he crecido en un entorno en el que las nuevas tecnologías y la constante exposición a los demás son la norma.
Se pregunta en el artículo si es posible que las nuevas generaciones hayan desarrollado una fachada, una personalidad alternativa, que mostrar tan sólo al exterior. Posiblemente sea cierto. En cierto modo, todo el mundo se comporta de manera diferente en función del contexto en el que se mueva, la actitud que adoptamos puede ser radicalmente distinta con nuestros amigos, nuestra familia o en nuestro trabajo, por lo que es natural que, cuando nos encontramos ante millones de desconocidos, tratemos de presentar una imagen ideal de nosotros mismos. Lo único que diferencia en este sentido a la nueva generación es que ya está acostumbrada a esa nueva personalidad y la maneja con soltura, lo que en ocasiones, si está constantemente mostrando su imagen para los extraños, lleve a olvidar quién se es en realidad, generando una personalidad vacía que se queda en la superficie, precisamente en lo que se puede mostrar por Internet.
Más peligrosa aún puede ser la elección de la imagen de uno mismo que se quiere mostrar. Al final del artículo se hace referencia a las famosas imágenes de las torturas realizadas en la guerra de Irak, dejando caer que sin la presencia de cámaras quizá no hubieran sucedido. Quizá sea exagerado llegar a esta conclusión, pero lo que si es cierto es que la presencia de las cámaras daba a las torturas un matiz muy diferente. En la misma España, tenemos el caso similar, cada vez más frecuente, de jóvenes que gravan las palizas a sus compañeros de clase para colgarlas en Internet. Definitivamente cuesta comprender la motivación de estos actos.
Quizá sea pronto para estimar si la existencia de ésta “Look at me generation” tendrá consecuencias para la sociedad del mañana o se quedará en una simple moda juvenil. En todas las épocas ha existido gente superficial y vanidosa, sólo que con las nuevas tecnologías ahora pueden satisfacer su necesidad de ser admirados. Posiblemente algún día la mayoría de ellos despertará para descubrir que sus sueños de fama y popularidad pertenecen al ámbito de la realidad virtual.
Laura Serrano
Se pregunta en el artículo si es posible que las nuevas generaciones hayan desarrollado una fachada, una personalidad alternativa, que mostrar tan sólo al exterior. Posiblemente sea cierto. En cierto modo, todo el mundo se comporta de manera diferente en función del contexto en el que se mueva, la actitud que adoptamos puede ser radicalmente distinta con nuestros amigos, nuestra familia o en nuestro trabajo, por lo que es natural que, cuando nos encontramos ante millones de desconocidos, tratemos de presentar una imagen ideal de nosotros mismos. Lo único que diferencia en este sentido a la nueva generación es que ya está acostumbrada a esa nueva personalidad y la maneja con soltura, lo que en ocasiones, si está constantemente mostrando su imagen para los extraños, lleve a olvidar quién se es en realidad, generando una personalidad vacía que se queda en la superficie, precisamente en lo que se puede mostrar por Internet.
Más peligrosa aún puede ser la elección de la imagen de uno mismo que se quiere mostrar. Al final del artículo se hace referencia a las famosas imágenes de las torturas realizadas en la guerra de Irak, dejando caer que sin la presencia de cámaras quizá no hubieran sucedido. Quizá sea exagerado llegar a esta conclusión, pero lo que si es cierto es que la presencia de las cámaras daba a las torturas un matiz muy diferente. En la misma España, tenemos el caso similar, cada vez más frecuente, de jóvenes que gravan las palizas a sus compañeros de clase para colgarlas en Internet. Definitivamente cuesta comprender la motivación de estos actos.
Quizá sea pronto para estimar si la existencia de ésta “Look at me generation” tendrá consecuencias para la sociedad del mañana o se quedará en una simple moda juvenil. En todas las épocas ha existido gente superficial y vanidosa, sólo que con las nuevas tecnologías ahora pueden satisfacer su necesidad de ser admirados. Posiblemente algún día la mayoría de ellos despertará para descubrir que sus sueños de fama y popularidad pertenecen al ámbito de la realidad virtual.
Laura Serrano
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