lunes, 27 de octubre de 2008

Ética de Bustos. Por Vivina y Laura



No cabe duda de que la introducción de las TICs en nuestro mundo ha supuesto una revolución en todos los ámbitos de pensamiento, del que la ética no podía sustraerse. Como es natural, una revolución de tal calibre, que ha enfrentado al ser humano con dilemas y alternativas impensables hace unos años, plantea la necesidad de revisar las teorías éticas existentes hasta el momento. Sin embargo, ¿resulta necesario abandonar las teorías éticas clásicas, que se han convertido en inservibles en este nuevo escenario.

El artículo de Eduardo de Bustos hace referencia a una de las teorías que pretende contestar de manera afirmativa a la pregunta anterior: la infoética de L. Floridi. A grandes rasgos, para Floridi, las éticas clásicas como la kantiana o el utilitarismo no pueden explicar ciertas situaciones en las que intervienen las TICs, esencialmente por ocuparse tan sólo de la acción humana. Por ello, Floridi opta por pasar del antropocentrismo al ontocentrismo, en una concepción ética en la que cualquier ser, por el mero hecho de existir, es merecedor de un respeto moral, tiene un valor intrínseco, como objeto portador de información.

En nuestra opinión, la postura de Floridi está bien razonada, sin embargo, prescinde con demasiada ligereza de las éticas clásicas. No es cierto que las situaciones en las que no todos los intervinientes sean seres humanos resulten irresolubles para las éticas clásicas. Como ejemplo, nuestro sistema jurídico penal, basado en los principios neo-kantianos, impone castigos en casos en los que el perjudicado no es otro ser humano, como es el caso de los delitos contra los animales domésticos. Las éticas clásicas son capaces de aportar un valor a entidades distintas del ser humano y calificar de tal modo las acciones que se dirigen a ellos como buenas o malas. La única novedad que en este sentido introduce Floridi es la de dar un valor intrínseco, no basado en valoraciones humanas, a todo ente por la mera razón de su existencia, mientras que otras éticas sólo pueden darle valor extrínseco. Sin embargo, la existencia o no de este valor intrínseco es un asunto discutible, en nuestra opinión, y que no afecta a la posibilidad de dar solución a los mismos problemas: las éticas clásicas lo harán en función del valor que asignen a ese ser.

Otro punto discutible, dede nuestro punto de vista, de la ética de Floridi, es si consigue distanciarse definitivamente del antropocentrismo. Al fin y al cabo, la categoría de agente moral sigue reservada para los seres humanos, siendo estos los únicos capaces de una acción calificable moralmente; siendo el resto de los seres categorizados como pacientes morales, susceptibles de recibir una acción buena o mala. Como hemos señalado anteriormente, las éticas clásicas pueden utilizar una categoría práctica similar asignando un valor moral a las cosas, que pasan igualmente a ser pacientes morales. En el ejemplo del cadáver que propone Floridi, las éticas clásicas podrían simplemente afirmar que el respeto que merece éste no es intrínseco, sino que se deriva de las creencias religiosas de la sociedad o de sus familiares, y del respeto a la memoria que despierta en sus allegados. El cadáver de un ratón que vive en las alcantarillas, por poner un ejemplo, al que nadie asignara un valor, no sería merecedor de respeto moral. Por lo tanto, las éticas clásicas son capaces de asignar una protección a los objetos de información sin necesidad de abandonar el antropocentrismo, considerando el valor que la información de la que son portadores tiene para otros agentes morales.

En conclusión, opinamos que Floridi se apresura al descartar la utilidad de las éticas clásicas ya que éstas son capaces de solventar problemas similares a los resueltos por la infoética sin la necesidad de abandonar su vocación antropocéntrica y humanista. No queremos negar, por supuesto, la validez de la ética de Floridi y de cualquier otro sistema ético que pudiera surgir en el futuro, ya que la ética no puede ser considerada una disciplina cerrada y dogmática y siempre estará abierto a las aportaciones que se le puedan realizar, pero opinamos que aún es posible afrontar los problemas derivados de las TICs desde una perspectiva clásica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante articulo!
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