jueves, 6 de noviembre de 2008

Usos sociales de las TIC por Vivina y Laura

A nuestro modo de ver hay un momento clave en la historia del S. XX donde se cuestiona fuertemente el uso de los nuevos avances tecnológicos por sus nefastas consecuencias para la Humanidad. Este momento sería la explosión de la bomba atómica en Hiroshima y Nagashaki. Entonces los ingenieros nucleares se cuestionaron que tenía razón el ingeniero Oppenheimer al pensar en el pecado de los físicos o Einstein con la visión desastrosa del suceso.

Tras la Segunda Guerra Mundial se conocieron experimentos médicos inmorales no sólo entre los enemigos de la democracia, sino también dentro de los propios regímenes democráticos, todos ellos en el nombre de la producción de conocimiento tecnocientífico y/o la defensa nacional.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX y según van avanzando las ciencias surguen una serie de discusiones éticas, a menudo iniciadas por tecnocientíficos que intentaban crear culturas de contención adecuadas para los nuevos poderes tecnológicos: Ética sobre el uso de la tecnología nuclear, ética sobre la inteligencia artificial, ética sobre la protección del medio ambiente, bioética, ética de la ingeniería genética, ética de las TIC, ética medioambiental o ética de la clonación genética. Una de las características más notables de las profesiones técnicas del siglo veinte es el esfuerzo por formular códigos de ética capaces de orientar a sus miembros ante una gran cantidad de dilemas éticos potenciales.

Tras los accidentes nucleares de Chernobyl (1986), la explosión de la planta química de Union Carbide en Bhopal, India (1984) o la pérdida del trasbordador espacial Challenger (1986), los profesionales de la ingeniería vieron la necesidad de hacer cumplir sus nuevos códigos, recriminar las malas prácticas estableciendo instituciones adecuadas para la regulación de la tecnología. La ABET reclamó la inclusión de la ética ingenieril dentro de los planes de estudio de ingeniería, y la mayor asociación de ingeniería profesional del mundo(IEEE), creó un galardón ocasional al Servicio Destacado en Interés Público.
A partir de los años 80 y tras una serie de fiascos en la investigación biómedica, se trata de legislar en temas controvertidos como los registros científicos, el tratamiento de los animales para su estudio, los derechos de propiedad intelectual. También se incluyen planes éticos en los planes de estudios.
El tema de la ética biomédica se ha complicado mucho en nuestros días al aparecer en la sociedad temas tradicionalmente tratados como tabues: fecundación in vitro, matrimonio entre homosexuales, derecho al aborto, posibilidad de elegir un embrión para salvar a un hermano enfermo,etc. Esto da lugar a que Universidades de distintas ideologías tengan códigos éticos e interpretaciones de la realidad totalmente diferentes y en algunos casos como es el de la Universidad de Navarra hagan hincapié en la ética biomédica por su oposición http://www.unav.es/cdb/ También surguen proyectos que enlanzan la investigación informática con la medicina http://www.tendencias21.net/Un-proyecto-enlaza-Informatica-Biomedica,-tecnologias-Grid-y-Nanoinformatica_a2495.html

Como estamos viendo los derroteros en nuestros días son muy complejos y no tienen nada que ver con los comienzos de la experiencia tecnológica en las primeras décadas del siglo o en las últimas del siglo anterior donde Marx hablaba de tecnología deshumanizante. La alienación para este autor se definía limitadamente en términos de la pérdida de control de los medios de producción y los procesos por parte de los trabajadores. Tampoco con lo sucedido en las décadas intermedias dominadas por invenciones de la física que fueron cuestionadas por Jacques Ellul.

A pesar de las limitaciones, tanto prácticas como teóricas, de las respuestas a los retos éticos que la tecnología plantea, resulta justo describir el siglo veintiuno como el siglo que ha comenzado con una nueva idea de la relación entre tecnología y ética, relación que dota a esta última de mayor importancia de la que se le concedía a comienzos del siglo anterior. El entusiasmo característico del siglo veinte por la tecnología entendida como algo virtualmente bueno bajo toda circunstancia se ha visto modificado por una fe más matizada y por los diversos esfuerzos para avanzar un tipo de reflexión ética crítica dirigida tanto a las opciones como a las amenazas asociadas al periodo de cambio tecnológico más rápido y más extendido en la historia de la humanidad.Son al menos tres las áreas en las que se pueden encontrar señales de esta nueva receptividad hacia los temas de ética y tecnología, a saber: la filosofía, los estudios de ciencia y tecnología, y el ámbito de la política de ciencia y tecnología.

A pesar de las arremetidas de la globalización y del avance continuo en la ideología de la tecnología, existen movimientos a lo largo y ancho del espectro político y -más cohesivamente aún- en el mundo académico, que trabajan conjuntamente para situar la tecnología bajo perspectivas más y mejor analizadas. Como resultado de ello, el siglo veintiuno nos ofrece la oportunidad de buscar una visión ética que nos conduzca por el camino entre la Escila del positivismo natural y la Caribdis de la hybris tecnológica. Esto sin duda animará a los académicos de la filosofía, a los estudiosos de la ciencia y la tecnología, y a los expertos en política científica a asistir a los ciudadanos en la búsqueda del bien común en ésta, nuestra nueva condición histórica.


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